Después del huracán Wilma en Cancún, Quintana Roo, en 2005, un grupo de amigas nos reunimos algunas tardes frente al mar, en Puerto Morelos; para escribir notas sentidas, desde donde nuestro corazón siguiera caminando.

Nuestros ojos se abrazaban, el cielo nos calmaba, el mar se acercaba a decirnos secretos de la vida. 

De esas tardes juntamos, cada una, fragmentos, líneas, hilos de fe en la música, el silencio, en la voz de nuestras plumas, nutridas por la sobrevivencia, en medio de un caos humano; siempre apelando a lo más solidario de nosotras.

Por la providencia y la paciencia con las que hemos sido convocadas a los Laboratorios Literarios rescato las notas guardadas y las comparto como ofrenda, para quien se acerque, las mire y las acoja.